miércoles, 29 de agosto de 2007

Querida Michelle, ayúdanos a recuperar la esperanza




Querida Michelle cuando llegaste a La Moneda con las carpetas que con tanto despliegue de publicidad repartiste en tus futuros ministros, no te imaginaste que algo que no estaba en ninguna de ellas sería el mayor aporte de tu gobierno y a la vez el más triste.

Presidenta has despertado al gigante dormido, ese que el gobierno militar callo a sangre y fuego, la bandera de lucha del gobierno de la unidad popular, el gran, antiguo, corajudo movimiento sindical chileno, ése de Recabarren el de la salitrera, el que permaneció desmembrado por los rincones de las nuevas empresas trasnacionales de gerencia extranjera y de utilidades en dólares, que no pasan por sus manos ni por sus familias ni por sus hogares, y que para los 16 años de gobierno concertacionista solo han significado números para ponderar los raiting internacionales y fondos de ahorro para tiempos mejores siendo que él se encuentra viviendo en sus peores.

El sistema ya no aguanta más, la desigualdad, la desesperanza, el desconcierto ante tanta obviedad que se tapa con un dedo, el gigante despertó en la gran minería, en los bosques, en las empresas, en los hospitales, en el transporte,el los colegios, en las casa de los trabajadores modestos y molestos, aquel que en el oscuro y frió amanecer perdona hace 6 meses al Transantiago, porque quiere incondicionalmente a su presidenta y hace de tripas corazón cuando los desvíos de fondos terminan en eufemismos camuflados de asesorías.

El alma de Chile que vive en los hogares más modestos de los trabajadores de este país esta enferma de olvido y de silencio, el grito desesperado del pueblo abrirá las grandes Alamedas, la confianza en el gobierno se esta perdiendo al igual que la paciencia, no creo que tu, ni en tus más oscuras pesadillas pensaste que los trabajadores se levantaría para protestar contra su mas preciado tesoro, la primera presidenta mujer, socialista de historia clandestina de padre asesinado y de exilio.

Querida mi muy, muy, querida Michelle, los trabajadores esta sufriendo doblemente porque levantan su voz contra ti y porque levanta su voz contra la desigualdad y la injusticia que tu desde la cuna aprendiste a defender, aun a costa de tu vida, escucha el clamor y centra tus esfuerzos en reparar el daño.

Ayúdanos a recuperar la esperanza.

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